Las cosas no son siempre como uno espera, eso lo sabe todo el mundo. Yo, dispuesta a pasear calmadamente por el bosque sin ruido, lejos del ordenador, con mi hijo y nuestro pequeƱo rebaƱo me he encontrado con el caos de la realidad.
HabĆa idealizado lo que iba a ocurrir esta maƱana como un rato rebosante de paz y diversión y he acabado respirando hasta diez y llorando.
En realidad, ahora desde la calma real y en frĆo me doy cuenta que no ha ocurrido absolutamente nada malo, es mĆ”s, observando las fotos veo belleza y perfección en cada instante que hemos vivido. ĀæQuĆ© me ha ocurrido en realidad? Pues que me he puesto demasiadas expectativas de cómo iba a ser la maƱana y. ha resultado no ser asĆ. Y a veces, cuando llevas demasiados dĆas a tope de trabajo, cansada y durmiendo mal, que se tuerzan tus planes, frustra un poquito.
En mi mente, Ćbamos a caminar junto a los animales, mi hijo iba a correr y pasarlo en grande y yo iba a poder tomar fotografĆas bonitas. Pero mi hijo ha decidido que no le apetecĆa andar, he tenido que cargar con Ć©l mĆ”s rato del que me hubiera gustado, bajo la lluvia, sin querer ponerse el chubasquero y sufriendo por que no se me mojara la cĆ”mara de fotos. Ćl no querĆa estar con los animales hoy, y yo sĆ. Ćl no querĆa que hiciera fotos a nada, y yo sĆ. Y por un momento cuando su berrinche a arrancado me he sentido tan mal que me han entrado ganas de reƱirle. ReƱirle sin razón, porque Ć©l no estaba haciendo nada malo. Ćl solamente me necesitaba y yo no estaba sabiĆ©ndolo gestionar, porque yo necesitaba otra cosa.
En ese momento, cuando me ha entrado tanta rabia, he reflexionado y me he dado cuenta que reƱirle es lo que me hacĆan a mĆ, es mi programación mental como hija que fui y he decidido pararlo. He parado, he respirado hondo, he soltado la cĆ”mara y el montón de planes que tenĆa para hoy junto a todo lo que a mi me apetecĆa hacer y he abrazado a mi hijo, llena de rabia, frustración y sin herramientas para solucionar mi disgusto y no he encontrado la paz en ese momento, no os voy a mentir. Pero Ć©l sĆ y eso me ha hecho sentir un poco mejor. Y a Ć©l sin duda, que se ha acabado durmiendo...
Nuestros hijos nos necesitan, nos necesitan presentes, activas y disponibles incluso cuando. no tenemos ganas de estarlo o cuando no podemos mƔs.
Al regresar a casa, he podido salir un rato a solas al huerto para sanar yo la situación anterior y es ahĆ donde he logrado encontrar la paz que anhelaba, he pensado y vuelto a pensar... Que la vida es mucho mejor cuando no planeamos, cuando solamente estamos presentes al porvenir que nos presenta cada nuevo dĆa, pero claro, nuestras rutinas diarias y obligaciones lo dificultan demasiado. Por ello es tan importante parar a veces y darnos cuenta de que nade de lo que estĆ” ocurriendo es REAL. No lo es por mĆ”s que creamos que si, porque para una mujer que habita en la otra parte del mundo, en una tribu en Ćfrica, por ejemplo, la realidad es totalmente diferente, por ello, nuestra realidad es sólo un cĆŗmulo de circunstancias y decisiones que sólo nosotras podemos cambiar. Y en estas estoy, en cambiar muchas cosas para poder arrodillarme de nuevo en la lluvia en medio del bosque y abrazar a mi hijo cada vez que lo necesite sin sentirme frustrada, cansada ni agobiada. Poco a poco. Reconocer estos momentos duele, lo sĆ©.
Os dejo un resumen de estos instantes, de lo poco que he podido fotografiar esta maƱana y de mi ratito despuƩs a solas en el huerto.